En referencia al debate abierto por la Proposición No de Ley presentada por el PNV con respecto a la supresión del requisito de dos años de proceso médico obligatorio en la Ley 3/2007 “reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas”, deseamos manifestar que como activistas por los derechos de las personas trans no nos sentimos representados por las opiniones vertidas en los comunicados hasta la fecha de hoy han redactado varios colectivos y activistas transexuales.
En este sentido, vemos que una propuesta que automáticamente supone una ampliación de derechos para toda la población trans (tanto los de aquellxs que ya los han ejercido como los de aquellxs que quieran ejercerlos a su modo), sin menoscabar los derechos de ninguna persona, no tiene porqué provocar el pánico en parte del colectivo trans..
Así, entendemos que aunque en este caso sería aconsejable un consenso por parte de todos los colectivos, ésta no es absolutamente necesaria ya que la propuesta sólo tiene un único fin: hacer la Ley más inclusiva; incluir, y en ningún caso excluir
Sabemos, que la diversidad y los sentires dentro de nuestra propia población son innumerables. Por ello, no nos parece de recibo el que se intente categorizar de forma tan impositiva lo que significa ser “transexual”, “transgénero”, etc. y en base a ello excluir de una Ley que nos afecta a todxs nosotrxs a aquellxs a los que no consideramos “verdaderos transexuales”. Si aceptamos la variedad de estas vivencias, ¿porqué el tratamiento médico debe ser único y obligatorio para toda esa diversidad de personas?¿porqué han de pagar ese coste?
Si la verdadera cuestión de fondo es el que una persona se adscriba, con ayuda médica, a los modelos imperantes de hombre/mujer a fin de evitar la confusión social, pensamos que se cae en la retórica vacía: muchas personas trans, aún con tratamientos médico-hormonales, seguirán pareciendo del sexo aparentemente contrario al que quieren pertenecer, o bien crearán confusión respecto a su género en los demás. Así, por este lado también encontramos absurda la exigencia médica. Los dos años de “prueba de vida real” acompañados de proceso médico no tienen ningún otro fin que el demostrar algo a “alguien”, cuando no tenemos porqué demostrar la veracidad y credibilidad de nuestros sentires a nadie. Supone, al contrario, un castigo donde se producirán discriminaciones laborales y sociales por doquier por tener una expresión de género divergente.
Siguiendo el argumento anterior, si se está dando vía libre para que “lo transgénero” (definición más ajustada a este caso que “lo queer” a nuestro parecer), o dicho así, “lo indefinido”, entre de pleno en la Ley, deberíamos plantearnos si con la redacción actual de la Ley ya se abrió un resquicio para que ello cupiera, sobre todo mediante la no necesidad de intervención genital. Así, volviendo a la temática del ser y el parecer, tampoco las personas que decidan no operarse se adscribirían a lo que es un “hombre” o una “mujer”.
Otro argumento que se ha utilizado es el de que con esta medida alguien que tiene un sexo aparente tendría vía libre para escoger un nombre del sexo contrario. Si miramos hacia algunos países de Europa, como Holanda o Reino Unido, observamos que en sus legislaciones se permite que alguien tenga legalmente el nombre que quiera.. Observando la realidad administrativo-legal española, pensamos que el Código Civil, al exigir que los nombres no “provoquen confusión de género”, choca frontalmente con el libre desarrollo personal definido en la Constitución, por lo que esta argumentación es, a nuestro parecer, baldía
Por todo ello, porque los puntos en común son demasiados, y porque los elementos de “confusión” de género con respecto al resto de la sociedad (como los expuestos anteriormente), están servidos, nos parece que estas demandas deberían incluirse en la actual Ley y no en una “Ley Queer” independiente.
Paremos un momento, y pensemos si la razón de que algunos colectivos del movimiento trans mantengan esta actitud de rechazo a estos cambios en la ley es precisamente que sientan que el pilar fundamental en el que se basa sus vidas corre peligro por la inclusión legal de otras personas que entienden el género de formas más flexibles o no están dispuestos a pagar ese precio a su salud.
Si la cuestión de fondo fuera el miedo a que, por no exigir el requisito de proceso médico, las posibilidades de que este se incluyera en las prestaciones generales de la Seguridad Social, opinamos que el actuar con prudencia en el contacto con los partidos políticos no debe acarrear la renuncia a nuestros derechos.
A este respecto, es momento de estructurar una nueva forma de diálogo tanto con dichos partidos como entre los colectivos y activistas trans. Así, valoramos como algo clave el diálogo abierto, plural, y al fin y al cabo, consensuado de todas las personas implicadas en la consecución de derechos para la población trans, a fin de que todo el movimiento trans encuentre sus puntos en común y vaya por rutas de solidaridad y no de confrontación, por lo que valoramos la propuesta de consenso entre todo el colectivo trans , pero no solo en lo referido a la propuesta de Ley, sino a un nivel más global y holístico.
Por último, no entraremos en el juego de acusaciones, desmentidos y deslegitimaciones políticas en que se ha desarrollado todo este proceso.. Sin embargo, nos parece que todo aquello que vaya a favor de las personas que se enmarcan dentro del colectivo trans deben ser defendido incansablemente, vengan del partido que vengan (incluyendo el PNV).
Los grupos y activistas abajo firmantes seguiremos luchando por la despsiquiatrización de nuestras identidades (tanto en los catálogos internacionales de enfermedades, como en la propia Ley 3/2007), por que nuestros derechos sanitarios tengan cobertura en todo el territorio nacional, por políticas que ayuden a integrarnos… pero por encima de todo queremos luchar para cambiar esta visión tan restrictiva del género, para abolir las dictaduras sociales que suponen todas estas normas de género, y para exigir las libertades y derechos que como personas nos merecemos.
Firmantes: Medeak (Donosita), Acera del Frente (Madrid), Queer Ekintza (Bilbo), Mass Medeak (Bilbo), Ehgam (Euskadi), Las del 8 (Zaragoza), Stonewall (Aragón), Maribolheras Precarias (A Corunha), Activistas trans, Yuri Rueda, Koldo Burgoa, Juana Ramos, Jon Fernandez, Miguel Missé, Nerea Miralles, Marina Banús
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